Realizado los días 7, 8 y 9, con visita previa a las ciudad de Chaves y Bragança.
Desde nuestra fundación en junio de 2013, en el que la Confraria do Queijo Serra da Estrela ejerció como padrino internacional en nuestra presentación oficial, el Círculo Gastronómico de los Quesos Asturianos siempre estuvo presente en las celebraciones de su Gran Capítulo. Que realizan en el mes de marzo coincidiendo con la “Festa do Queijo Serra da Estrela” organizada por la Cámara Municipal de Oliveira do Hospital, de cuyo programa de actos forma parte desde el primer año de creación.
Viaje en el que círculianos y acompañantes aprovechamos para realizar una serie de visitas culturales y conocer diversos puntos del estimado país vecino. En la edición de 2025, que abarco los días 7, 8 y 9 de marzo de 2025, las ciudades elegidas fueron Chaves y Bragança, no pudiendo visitar Viseu dadas las condiciones meteorológicas adversas.
En el que han participado los círculianos Basilio Orejas, Berto Prado, Javier Escobio, Joaquín Diego, José Luis Antuña y Luis Javier Del Valle, y Elena, Maribel, Roli, Mari Carmen y Estela como acompañantes.
Quienes después de un refrigerio en la zamorana localidad de Mombuey, y cruzar la frontera por Verín, arribaron a la ciudad marcada en la historia por los romanos, en la que estaban previstas diversas visitas y la comida en el hotel restaurante Forte San Francisco, lugar desde el que se realizó el recorrido cultural.
El castillo del siglo XIV, del que solo queda la torre del homenaje –que acoge un museo militar- y algunos tramos de su muralla, desde el que se domina una gran parte de la ciudad moderna, fue la primera parada.
Para continuar por su centro histórico, el denominado barrio del castillo, marcado por sus estrechas calles engalanadas con vetustos edificios artísticos abalconados con locales comerciales diversos, capillas y otras construcciones de interés.
Su epicentro es la noble plaza de Camoes presidida por Alfonso I -primer duque de Braganza- cuyo palacio del siglo XV luce en uno de los laterales y que alberga el museo de la Región Flaviense, y la iglesia barroca del XVII del Misericordia perteneciente al mismo. El palacete del siglo XIX que en la actualidad se ubica el Ayuntamiento. La capilla de la Señora de la Cabeza y la iglesia parroquial de Santa María la Mayor, que aún conserva restos de la primigenia románica del XII y acoge el museo de arte sacro, complementan la monumental e histórica plaza.
El lateral de la parroquial da a la plaza de la República, presidida por el Pelourinho del siglo X, y paso hacia la zona baja de la ciudad a la vera del río Támega.
En la que luce el histórico puente mandado construir por el emperador romano Trajano hace dos mil años, que le da nombre. Impresionante obra de ingeniería de granito de más de 150 metros de longitud, doce arcos y cuatro semi tapados, y columnas honoríficas de Trajano y dos Povos, perfectamente conservado y que pasa por ser uno de los más antiguos del continente europeo.
De la histórica Aquae Flaviae y su riqueza termal con aguas que brotan a 73ºC y que la convierten en una referencia europea, da fe el complejo que toma el nombre romano de la ciudad, sito a escasos metros del río, que alberga las termas romanas. Descubiertas en 2006, durante la construcción de un aparcamiento, en ellas son visibles dos piscinas alimentadas por manantiales y diferentes salas con diferentes fines termales.
El paseo hasta el Forte permitió visualizar otras zonas de la ciudad. Ubicado en una de las colinas –la denominada Pedisqueira- sus instalaciones conforman junto con las del Forte Sao Neutel las otras dos estructuras defensivas del siglo XVII. Construido con el sistema Vauban en estrella de cuatro puntos y que albergaba el convento de mismo nombre –en la actualidad reconvertido en hotel- y la capilla de Nuestra Señora del Rosario aún visible.
En cuyas modernas instalaciones disfrutamos de la gastronomía portuguesa durante el almuerzo, en el que no falto el nacional plato de bacalao, en este caso en su versión con natas.
Repuestas las fuerzas, y con la tormenta amenazando se continuó viaje hacia nuestro destino final, la serrana Meruge en Oliveira do Hospital. Con la intención de hacer una parada en Viseu, ciudad hermanada con Oviedo, que la fuerte e insistencia lluvia impidió.
Ya en Meruge, y una vez hospedados en Casa do Boco, convertida en cuartel general en nuestros viajes a la querida Serra da Estrela, disfrutamos de la generosa cena de bienvenida con la que nos agasajaron nuestros padrinos internacionales. Y a la que se sumaron los también nuestros padrinos nacionales de la Cofradía del Queso Idiazábal, también en ella instalados.
Cena de confraternidad de Cofradías ibéricas queseras en Meruge.
Entrañable velada, ya institucionaliza desde el primer año, en el que en muestra de agradecimiento de todas las atenciones que la familia Antunes nos agasaja en las visitas anuales, le entregamos un cuadro con el diploma que da fe de las mimas. Y brindamos por la declaración de la Sidra como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la Unesco.
El sábado día 8, el gran día de los cofrades serranos y de la capital olivariense, las condiciones meteorológicas volvieron a ser caprichosas y la lluvia estuvo muy presente durante toda la jornada, impidiendo la celebración de una buena parte de las actividades previstas tanto de la Cofradía como de la Festa en su trigésima segunda edición.
Festa do Queijo Serra da Estrela. XXXII Edición.
La celebración del “XIII Concurso gastronómico con queijo Serra da Estrela”, en la que Luis Javier repitió como miembro de su jurado como desde los inicios del mismo, y la visita a las carpas y puestos de la Festa, en la que no faltó la adquisición del queijo Serra da Estrela DOP –una de las siete maravillas de la gastronomía portuguesa- coparon la mañana.
Comenzando a muy primera hora de la tarde las actividades de la trigésima tercera edición del Capítulo. Primeramente con la recepción de bienvenida y el ágape quesero serrano en el edificio consistorial a los representantes de las 30 Cofradías presentes -8 españolas y 22 portuguesas-, en la que ejerció de anfitrión el gran maestre Pedro Couceiro. En la que se pudo disfrutar de las interpretaciones musicales de la coral “Os Cordadores” de Sete, en el municipio alentejano de Castro Verde, invitado a la Festa y hermanado con Oliveira.
Confraria Queijo Serra da Estrela. XXXIII Capítulo.
Realizada la foto de familia en el exterior, y ante la imposibilidad de realizar el desfile cívico, la remozada casa de cultura César Oliveira acogió el acto oficial. En el que las intervenciones oficiales; la firma del acuerdo de colaboración entre la anfitriona y la cofradía del Atum; las interpretaciones musicales de la coral y el intercambio de regalos entre los municipios hermanados; el debate entre cofrades serranos sobre “Que Queijo temos. Que Queijo queremos” y el intercambio de regalos entre la anfitriona y las presentes, fueron sus apartados.
Que tuvo su continuidad en el “Convento do Desagravo” en Vila Pouca da Beira. Primero con el “Encuentro de Cofradías queseras ibéricas”, y posteriormente con la cena de hermandad.
Encuentro de Cofradías ibéricas turófilas y degustación de sus quesos.
En el primero, los cofrades queseros ejercemos de embajadores de nuestras elaboraciones dando a degustar, explicando y entregando documentación a los asistentes. Y junto con las elaboraciones serranas con DOP –queso amanteigado, curado y requesón-, estuvieron presentes el queso Idiazábal y el Tresviso-Beges, ambos con DOP de las Cofradías del Queso Idiazábal y de los Quesos de Cantabria. Ofertando el Círculo el queso Cabrales DOP, gentileza de su Consejo Regulador.
Disfrutado del gran día serrano con la confraternización una vez más con nuestros padrinos, tocaba el regreso a Oviedo eligiendo como alternativa cultural y gastronómica la visita a Bragança como parada intermedia, para seguidamente entran en España por la comarca zamorana de Sanabria.
Ubicada estratégicamente en la región del Alto Tras-os-montes su impulso viene dado en el siglo X, contando con un gran patrimonio artístico perfectamente conservado. En su parte alta se encuentran tres de sus principales monumentos: el castillo del siglo XII y su conjunto amurallado, con el museo del Ejército en su torre del homenaje; el Domus Municipalis también del XII, único en la península ibérica, de arquitectura civil románica y que tuvo diferentes usos a lo largo de su historia; y la iglesia de Santa María, de origen románico y más antigua de la ciudad.
Al no coincidir con el horario de apertura, no se pudo visitar ninguna de las tres, decantándonos por tomar el aperitivo en la tasca de Zétuga, sita en el recinto, una de las más afamadas de la localidad.
Disfrutando seguidamente de la comida en el centro de la ciudad, en el restaurante Solar Bragançano, sito en la plaza de la Catedral en la primera planta de un edificio del siglo XVII. Auténtico referente gastronómico de la comarca, donde no falto la degustación que tan justamente le dan fama, como la sopa de castañas, el butelo con casucas y la caza, en un espacio singular decorado y con infraestructura de mediados del siglo pasado.
Y con el homenaje gastronómico que nos brindamos emprendimos el regreso hacia nuestra tierra, a la que llegamos a primera hora de la noche, después de vivir otro excelso fin de semana en tierras portuguesas disfrutando con nuestros padrinos internacionales.
OBSERVACIONES: Textos y fotografías de Luis Javier Del Valle (www.dendecaguelu.com). Fotos no firmadas gentileza de Berto, Elena y Joaquín.
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