martes, 4 de junio de 2024

Certamen del queso de Urbies. XXVIII edición, 2024.

 Celebrado el 2 de junio de 2024 en la localidad de Urbies (Mieres), organizado por la Asociación de Vecinos Suárez Corvín.

En la parte alta del valle de Turón, en Mieres, en el corazón del Paisaje Protegido de las Cuencas Mineras, a 580 metros de altitud se encuentra la localidad de Urbies, cabeza parroquial de Santa María de Urbies, distante 17 kilómetros de la capital municipal a la que se accede a través de la carretera AS-337.



Parroquia y localidad que da nombre a uno de los quesos más ancestrales y singulares de la amplia paleta quesera del Principado de Asturias. Tan peculiar como en extremo riesgo de extinción, de los que solamente quedan contados artesanos domésticos que continúan con su largo, cuidadoso y tedioso proceso de elaboración.




Al que rinde pleitesía la local Asociación de Vecinos Suárez Corvin -en la actualidad presidida por José Manuel Fernández Gómez- desde el año 1980 en el que organizaron su primer Certamen para exaltarlo y darlo a conocer regionalmente. Y del que después de una singladura, con varios años en que no se ha celebrado por diferentes causas, el domingo 2 de junio de 2024 se ha celebrado su vigésima octava edición.




Queso de leche de vaca, sin añadido de cuajo ni fermentos, de coagulación acidificada mediante calor y desnatado durante tres-cuatro días, para una vez cuajado extraer el suero, colgarlo en fardela para que recuda el resto de suero, introducirlo en recipientes e ir rompiendo la corteza y removiendo en cada menguante para homogeneizarlo hasta al menos seis meses que está listo para su ingesta.




Que tuvo como preámbulo el día previo una charla coloquio entre los diferentes productores domésticos existentes, al que dio continuidad una cena en torno al plato por antonomasia de la cuenca del Caudal, el “cordero a la estaca”.




Para ya en el día grande disfrutar del Certamen, que acogió a cuatro de los cinco elaboradores que continúan realizando el ancestral queso, auténticos “Quijotes” que acudieron con una producción que vendieron en escasos minutos, atendiendo la alta demanda de vecinos y foráneos que no querían pasar la oportunidad de adquirir unos tarros del singular queso. Y disfrutar de su pasta blanda, cremosa y untuosa, de fuerte aroma e intenso sabor picante.





María Luisa Fidalgo fue la primera en ocupar su puesto en la pequeña explanada donde estaba ubicada la carpa y el bar, en el que despacho 90 tarros de cristal con pesos entre 150 y 300 gramos a un precio de 4 y 8 euros respectivamente.





Pronto se sumó al puesto de al lado Consuelo Noval, tercera generación de queseras siguiendo la estela de su abuela María la de Alfredo y su madre Amelia, que vendió sus 60 tarros de 150 gramos de peso a 5 euros.




En el otro de la calle, tenían los puestos los otros dos productores. Iván Suárez, emprendedor local propietario también de la chacinera Embutidos Alto Urbies, que junto a sus productos vendió 35 tarros de 150 gramos a 8 euros unidad.





Con el que compartió espacio colindante la última quesera en abrir su puesto, Cristina Crespo, que comercializo un total de 54 botes de 150 gramos a 5 euros la unidad. A los que sumo otros vendidos en su domicilio.





No pudiendo acudir por cuestiones profesionales David Pérez Naya, ganadero y pequeño productor quesero con aspiraciones de poder realizar su labor profesionalmente, al coincidir el evento con el traslado de la cabaña ganadero del concejo de Mieres al puerto de Pinos.




Certamen al que complemento un Mercado de artesanía con cerca de una treinta de puestos que ofertaban muy variados productos; la sesión vermut amenizada por el grupo Spoiler y la comida popular en la calle.





 

OBSERVACIONES. Texto y fotografías de Luis Javier Del Valle Vega (www.dendecaguelu.com)


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